El León, La Bruja y el Ropero

Encontrarse, al fin, con la versión cinematográfica de esta maravillosa saga es una experiencia alucinante. Más allá del resultado, internamente uno vive la lucha entre las altas expectativas y el recuerdo de un libro inmortal, cuyo contenido no será afectado de aquí en mil años, al menos, para quienes significó algo su existencia.

Yo me cuento entre estos últimos, y tengo la satisfacción de poder decir que vi una gran película, respetuosa, cuidada y, especialmente, muy bien actuada.

Y si algunos tuvimos la incertidumbre de un elenco desconocido interpretando a personajes que imaginamos una y otra vez al releer los siete libros, esa duda se desvanece tan rápido como nos enamoramos de la ternura y talento de los cuatro elegidos.

Nota aparte merece Tilda Swinton como la Bruja Blanca, preciosa, y histriónicamente impecable, con unos ojos que da miedo perderse en ellos.

Acción, batallas (muy en la LOTR), monstruos, seres mitológicos, efectos especiales dignos de la historia (y de personajes como Aslan, o los castores), conforman una amalgama soberbia, cuyo único pero lo encontrarán sólo los que no han leído la saga.

La historia de un universo paralelo, en el que no importa tanto el universo paralelo (como en LOTR) sino, simplemente, la historia